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LIBRO II

EL OBJETO — El canto del peregrino

por Antonio Salmerón

(Cuaderno del autor)

Book I English Book II English Libro I Español

Este texto está extraído de mis notas personales. Corresponde a un borrador y, por lo tanto, no es un libro totalmente acabado o editado.

He querido publicarlo en este formato abreviado para que los lectores del primer libro de esta serie puedan, tras cuatro años, saber en qué termina la historia de EL OBJETO.

Como borrador y apunte no es perfecto aunque sí completo pues, a pesar de que no incluye mucho dialogo y la trama está simplemente esbozada, da solución a las principales incógnitas y redondea la narración. Por ello, no tengo planes de editar este segundo “libro” más allá de su actual estado.

No obstante, espero que os guste este formato fresco y de lectura rápida.

Florida, noviembre de 2023.

PARTE I

EL FIN

Temprano en la mañana, un parque urbano abandonado junto a un lago, cubierto de niebla. Juguetes rotos y sucios, latas de refresco aplastadas y otros objetos de basura se encuentran esparcidos por doquier entre árboles altos, parches de césped y arbustos silvestres.

Dos barbudos desaliñados y de cabello largo hurgan entre los montones de basura, picoteándolos rápidamente con largos palos, como si tuvieran prisa o miedo de permanecer allí mucho tiempo. Después de unos minutos de sombría charla se detienen y enfocan su vista en la distancia.

Difuminados por la espesa niebla, creen poder ver un hombre y una mujer caminando lentamente hacia ellos. Instintivamente los barbudos levantan sus palos en una postura defensiva.


INCENDIO EN LA URBANIZACIÓN

4 de marzo de 2026. Día 1

Tres adolescentes montan en bicicleta por las cuidadas avenidas de Nocatee en el noreste de Florida. La mañana es clara y agradable. No hay una nube en el cielo —algo que es menos frecuente en Florida de lo que muchos creen—.

Pero no todo es radiante en esa parte del «Estado del Sol». Nuestros ciclistas perciben un alboroto a un par de manzanas a su derecha y se dirigen hacia él: un humo espeso se eleva en el cielo y un gran incendio es visible en el punto de origen. Las sirenas de la policía se mezclan con las luces de los camiones de bomberos, rodeados por una delgada multitud de espectadores.

Los bomberos intentan controlar la situación mientras la policía se asegura de que nadie cruce sus líneas de control.

La única chica en nuestro trío de ciclistas se acerca a una mujer policía para preguntar de qué se trata todo eso, pero es despedida con un «sigue adelante, niña, no hay nada que ver».

De repente, la gente empieza a gritar de pánico mientras se dispersa. Se escucha un sonido amenazador como de turbina, proveniente del incendio y, unos minutos después, la chica ve algo que nunca olvidará.

Una especie de tornado metálico engulle deliberadamente a grupos enteros de personas a una velocidad aterradora, formando nubes rojas a medida que sus víctimas son trituradas y convertidas en vapor. Los policías disparan a aquella cosa sin efecto alguno.

Muy pronto alcanza a los adolescentes que se habían quedado congelados de miedo, pero enseguida giran sus bicicletas para intentar huir y escuchan cómo más gente es masacrada detrás de ellos mientras pedalean a toda prisa de vuelta a sus hogares.


UNA DE MUCHAS SESIONES INFORMATIVAS

Día 9

Sonia Rogers, líder del Proyecto Ática, está sentada en su oficina mirando intensamente un enorme monitor dividido en doce ventanas pequeñas. Cada una contiene el rostro de un miembro de la Junta Directiva —la organización supragubernamental detrás de la respuesta de la Tierra a la Nave Visitante— conferenciando desde distintos lugares del mundo: EE.UU., Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, España, Italia, Polonia, Noruega, Hungría, Rusia y China.

En estos momentos actualiza a los representates de la Junta sobre el estado de la lucha contra la invasión del Enjambre. El atacante había aterrizado junto a los restos del Teseo en el noreste de Florida y poco después comenzó a causar estragos, haciendo copias de sí mismo y extendiendo su alcance de ciudad en ciudad. Afortunadamente, avanzaba más lentamente de lo que se había temido, pero ya se estaban avistando enjambres en múltiples ubicaciones a lo largo de EE.UU. y las bajas se acumulaban. Hasta ahora, alrededor de 20,500 personas habían muerto y otras 41,000 estaban heridas.

Las contramedidas están mejorando. Más allá de las granadas de implosión y lanzallamas de termita, ha habido cierto éxito con redes de cerámica microtejida que capturan a un enjambre hasta quince minutos antes de, inevitablemente, ser vulneradas. También se están realizando pruebas a una nueva forma de arma de explosión sónica que parece prometedora.

Sonia asegura a todos que hay planes adicionales inmediatos para terminar con aquella pesadilla de una vez por todas.


LA REUNIÓN

Día 64

El hogar del comandante Jim Ackerman en Virginia Beach, EE. UU. Maggie Ackerman —su hija de 4 años— juega sentada sobre la hierba del patio trasero. Una brisa suave mece el columpio detrás de ella.

Su padre y su tía Tess salen de la casa a través de una cristalera corrediza. El padre —vestido con su uniforme militar— se acerca a la niña de forma tentativa. Su tía permanece unos pasos detrás.

Arrodillándose, el comandante Ackerman le explica que lo han llamado para irse durante un corto tiempo, pero que su tía se hará cargo de ella mientras tanto. Maggie sube la mirada y le pregunta a su padre a dónde va y cuándo volverá. El padre no responde, se levanta y mira hacia atrás a la tía que ya tiene lágrimas en los ojos. Luego se vuelve hacia la niña y la besa en la frente antes de recoger su mochila, saliendo de la casa piensa en cuánto echa de menos a su esposa en momentos como estos.

//

Kyle Santiago está cenando frente al televisor en su apartamento de un dormitorio en Cambridge, Massachusetts, mientras ve con tristeza videos de YouTube que muestran al Enjambre sembrando destrucción por toda América.

En esos momentos suena el teléfono.

Es Sonia, que quiere reclutarlo de nuevo. Han preparado una nueva misión a la Nave Visitante y todo está listo para su partida.

Insiste en que, a menos que regresen a la Nave y encuentren una forma de detener al Enjambre, el planeta está condenado. Este es ahora el único objetivo de la humanidad, toda consideración científica debe dejarse de lado en la búsqueda desesperada por la supervivencia de la especie.

Decir que Kyle se muestra reacio a volver a la sede del Proyecto Ática y unirse a esta misión sería quedarse corto —aunque se había sentido algo culpable por no haber sido capaz de detectar ninguna de las partículas del Enjambre a bordo del Teseo—.

Sin embargo, Sonia deja claro que no hay tiempo que perder…y que Hannah se unirá a ellos más tarde. Se sorprende (muy positivamente) por esta revelación dado que Hannah había sido la que filtró información sobre la Nave Visitante al New York Times.

//

Día 70

El Cosmódromo de Plesetsk está inmerso en un habitual día frío y gris. Kyle es escoltado a una gran sala de conferencias donde se alegra muchísimo de ver a Hannah. Supone que los eventos recientes fueron de tal magnitud que todas las demás consideraciones se volvieron nulas en comparación con la necesidad de encontrar formas de desactivar o destruir al Enjambre. Incluso las filtraciones de información, intrigas políticas y asesinatos habían sido dejados de lado.

Ambos se abrazan con cariño, aunque un poco secamente dadas las tristes circunstancias.

Hannah y Kyle no se encuentran solos. Alrededor de la sala de conferencias están sentados varios de los antiguos colegas que sobrevivieron y quienes también lo saludan calurosamente: Chen Liu el líder de inteligencia militar china, Raúl Carter el sargento de fuerzas especiales, Valentina Dyakova la médica y Boris Vasiliev el piloto. Kyle se alegra de ver que Raúl y Valentina siguen siendo tan coquetos como siempre. Es un gran recordatorio de la tenacidad humana frente al mal.

Sonia les presenta a dos caras nuevas: el comandante Ackerman —el reemplazo del coronel Turner— y un vikingo enorme y muy tatuado, el cabo Mattheus Birgisson.

//

Tanto los veteranos de las misiones a la Nave de los Visitantes como los nuevos reclutas son llevados a la instalación de entrenamiento del Cosmódromo de Plesetsk, donde el teniente Armand Bisset les espera, una vez más, para instruirlos.

Explica cómo se organizó esta nueva misión en tiempo récord: apenas dos meses después del primer choque con el Enjambre. Ayudó el que muchos más países contribuyeran al esfuerzo esta vez y que la nueva nave —llamada Egeo— es mucho más pequeña.

Solo llevará a ocho miembros de la tripulación en lugar de los doce del Teseo. Además transportará una carga útil mucho más pequeña sin instrumentación científica y sin módulo lunar.

La equipación del grupo había mejorado considerablemente desde la último expedición. Las cámaras de video están montadas sobre una diadema que llevarán puesta en la cabeza bajo los cascos. Saben que la atmósfera de la Nave es respirable, así que esta vez no se quedarán con los cascos puestos tras su llegada.

En el caso improbable de que se encuentren con el Enjambre a bordo de la Nave, las armas han sido rediseñadas tras la pasada experiencia en la base Lunar de los Visitantes. Los rifles son más simples, habiendo sido eliminados tanto los proyectiles de diferentes tipos como el lanzallamas, a favor de un arma única pero más efectiva: explosiones de microondas subsónicas que interrumpen la coordinación entre las innumerables partículas que forman los Enjambres. Con cada explosión, muchas de las partículas también quedan permanentemente inabilitadas.

Después de la explicación se van al campo de tiro para aprender a usar el nuevo equipo y armamento.

//

Día 73

Solemnes pero contentos de poder pasar un rato juntos, Kyle y Hannah pasean por la base de Plesetsk la noche antes de su regreso a la Nave Visitante. Todavía hay algo entre ellos, pero lo reprimen prudentemente.

Su conversación va desde el recuerdo de sus camaradas caídos hasta cómo abordar mejor la investigación de la base de datos de la Nave.

Se acercan al gigantesco cohete Angara que llevará al Egeo a su aún enigmático destino. Una mezcla inquieta de anticipación, miedo y determinación les hace temblar en el aire frío y estrellado.


PARTE II

OTRA VEZ EL HANGAR

Día 78

Después del brusco lanzamiento, el ya familiar viaje a la Luna y el inquietante paseo espacial desde el Egeo, Kyle se encuentra una vez más de pie en la entrada al inmenso hangar de la Nave Visitante, habiendo dejado a Boris y Chen a bordo de la suya, como ya era costumbre desde la misión del Teseo.

Tras haber cruzado el escudo membranoso invisible que separa el vacío del espacio de la atmósfera, la gravedad y la presión dentro de la Nave, la tripulación —Hannah, Raúl, Valentina, Ackerman, Birgisson y el propio Kyle— se dispone a iniciar su misión. Quitándose el casco, Kyle respira una atmósfera premonitoria pero emocionante y se siente como un veterano regresando a un frente de guerra infame pero familiar.

Su objetivo es encontrar una forma de desactivar el Enjambre. Solo en segundo lugar, si el tiempo lo permite, determinarán qué le sucedió a la civilización de los Visitantes y el porqué de la exploración espacial de tan ancestral sociedad.

Ackermann da la orden de formar una fila única y marchar hacia la sala de control siguiendo los rastreadores que la primera tripulación dejó atrás meses antes.

//

Después de una larga caminata a través de los interminables corredores de la Nave, la tripulación llega a la sala de control. El cadáver del único tripulante Visitante que habían descubierto durante la misión del Teseo está aún agachado en la esquina más alejada de la sala. Había sido la clave para descubrir la muy humana naturaleza de los Visitantes. Valentina se acerca al cadáver para estudiarlo más a fondo.

Kyle se pone frente a la consola del pilar central superando su aprensión y de inmediato comienza de nuevo a sentirse como un fracaso absoluto. Es cierto, habían sido capaces de traducir la mayor parte del idioma de los Visitantes y descubir muchos datos sobre su cultura y propósitos: sabían que el Enjambre era un arma desarrollada por los propios Visitantes para lo que se suponía era una larga guerra intestina entre facciones políticas. Sin embargo, nadie había encontrado evidencia alguna de que el Enjambre pueda ser desarmado o desactivado.

Todo el equipo científico del Proyecto Ática, incluido Kyle, se había quedado desconcertado por el tono de los textos de los Visitantes. La prosa tenía un carácter religioso y ritualista a diferencia de la jerga operativa, militar o de ingeniería que habían supuesto encontrar.

Para una civilización tan avanzada, los Visitantes parecían completamente desinteresados en la ciencia. Este enigma es la principal fuente de frustración de Kyle, aunque aún tiene la esperanza de que la nueva misión arroje mejores frutos. Porque ahora entiende el idioma de los Visitantes, su búsqueda puede ser más dirigida.

//

Kyle activa la interfaz de guía con cierta trepidación colocando su mano abierta sobre la superficie del pilar. La sala de control cobra vida con los ya familiares controles tridimensionales, casi como un sistema operativo, proporcionando acceso a todos los archivos de texto y video en la base de datos de la Nave.

Mientras el comandante Ackerman, Raúl y el cabo Birgisson permanecen vigilantes, Hannah, Valentina y Kyle filman cada uno de los archivos que abren, pero no encuentran mención alguna del mecanismo de desactivación del Enjambre, o realmente nada en absoluto sobre sus mecanismos. Los Visitantes se referían a él casi rutinaria y casualmente, como un arma o una herramienta. Lo llamaban por un nombre que Kyle no sabía traducir: Tenogheen.

Con renovada preocupación, pregunta a Valentina y Hannah «¿qué creéis que pasará si no pueden derrotar al Enjambre en la Tierra?» Hannah responde que «tal vez necesitemos enbarcar a miles de personas a bordo de esta nave para abandonar nuestro planeta y poder perpetuar la especie». Kyle espera fervientemente que no se llegue a eso.

Después de un largo día en los controles, aprendiendo todo lo posible, Kyle y Hannah están exhaustos. A Ackerman, Raúl y Birgisson también les vendría bien algo de sueño. El equipo decide caminar hacia el área donde la tripulación del la Nave tenía sus habitaciones para y tratar de descansar.


DESPERTAR EN EL OBJETO

Día 79

Kyle se despierta para unirse al resto del equipo y continuar buscando respuestas tras una noche muy corta, inquieta y sin descanso en una de las desoladas habitaciones de la tripulación Visitante.

Aunque entre ambas misiones llevaban ya muchas horas a bordo de la Nave, solo lograron explorar un tercio de sus cinco kilómetros cuadrados de corredores y habitaciones. Valentina sugiere una expedición a nuevas áreas y proceden con precaución, colocando rastreadores de orientación a medida que avanzan.

Tristemente, tras varias horas solo encuentran corredores y habitaciones vacías, con el ocasional robot mariposa deslizándose cerca pero completamente indiferente a su presencia.

De repente, Chen rompe el silencio a través del intercomunicador para informar al equipo de noticias provenientes de la Junta Directiva sobre el progreso de ls enjambres en todo el mundo.

Las monstruosidades han infectado la mayor parte de los Estados Unidos, matando a cientos de miles a su paso y motivando una crisis de refugiados asombrosa.

La frustración del equipo y una sensación de urgencia en su misión se intensifican. Aquellas sombrías noticias los llevan inexorablemente de vuelta a la base de datos de la sala de control para encontrar la manera de detener aquella carnicería.

//

Ya manipulando los archivos en la sala de control, Hannah le pide a Kyle que se acerque y mire un video que acaba de abrir, intrigada por su misteriosa etiqueta. Se leía algo así como «rito de energía».

Sonia desde la Tierra, Chen y Boris en el Egeo, Ackerman, Raúl y Birgisson se unen a Valentina, Hannah y Kyle y lo que todos observan a continuación queda grabado en su memoria.

Una especie de maestro de ceremonias —un chamán— con una máscara grotesca y vestido con atuendos muy regios y coloridos, entra en un gran auditorio y comienza a dirigirse a una multitud de un par de cientos de hombres y mujeres completamente desnudos.

Mientras el chamán habla, una dulce y escalofriante melodía suena al fondo, en lento crescendo. Su discurso ya no se dirige a la audiencia. Ahora está compuesto de invocaciones poéticas y repetitivas a alguien que no se encuentrra presente y a quien está invocando mientras mira hacia abajo.

Kyle se vuelve hacia Hannah y dice «esto es sencillamente pasmante. Casi desearía que hubiéramos traído a un experto en religiones porque estoy perdido».

«¡O a un poeta!» dice Hannah, medio en broma.

«Estoy de acuerdo, no puedo evitar sentirme impotente ante una cultura tan inescrutable. Espero que la Junta Directiva no haya cometido un terrible error al enviar aquí de nuevo a dos ateos como vosotros», bromea Valentina.

«Amen!» añade Raúl, guiñando un ojo a Valentina.

La música alcanza su clímax y se transforma en un ritmo de tambor altamente complejo. Docenas de personas, que habían estado balanceándose al ritmo de las palabras de su chamán, se vuelven unas hacia otras y comienzan a relacionarse sexualmente.

Kyle se siente avergonzado de ver aquella gran lascivia proyectada en 3D frente a todos sus colegas. Observar un comportamiento sexual tan descarado y desinhibido junto a Hannah —una persona casada por la que se siente atraído y con la que casi tuvo contacto íntimo hace unos meses— es simplemente demasiado.

Por otro lado, no puede evitar cierta excitación, un hecho que de por sí es mortificante porque la inquitante música, el canto del chamán y el toqueteo generalizado tienen un efecto terrible.

Finalmente, Hannah rompe el hechizo haciendo un gesto para avanzar el video y diciendo, «con esto ya hay bastante, ¿os parece?» Todos están inmediatamente de acuerdo.

A continuación, ven cómo una especie de tótem flota hacia el chamán, quien se enfrenta a la cosa con brazos abiertos. La música se detiene y la multitud se desengancha para mirar al tótem, rompiendo en un canto triste y extraño.

Para sorpresa del equipo, el tótem se hace añicos y en su lugar el aire es rasgado, dejando brillar a través de la apertura una aterradora luz verde. Tres enormes y horribles criaturas emergen de la brecha luminosa. Hannah y Valentina se muestran horrorizadas y vuelven sus rostros hacia otro lado.

Las bestias son difíciles de describir. Se parecen a insectos con algunos aspectos humanoides y ahora desfilan alrededor del escenario. Se mueven lentamente hacia la audiencia seleccionando a dos mujeres y un hombre, empujándolos bruscamente. Varias personas con cascos y lanzas capturan a aquellos miembros de la audiencia y los encadenan.

Luego son llevados a través de una puerta lateral a la ya infame sala inundada, donde son atados a un aparato tras lo cual sus cuerpos se vuelven extremadamente inmóviles, excepto por sus cabezas y rostros que se contorsionan incontrolablemente como si estuvieran sufriendo terribles dolores.

Los guardias regresan a la sala y la escena pasa de mal a peor. Los tres monstruos comienzan un consorte físico con muchas personas de la audiencia, quienes, en lugar de horrorizarse, parecen disfrutar de su toque viscoso.

Hannah se vuelve hacia Kyle con disgusto. «¿Qué demonios es eso? ¡Esta gente debía estar completamente loca para filmar películas porno-snuff así tan casualmente!»

Ackerman simplemente dice, «esto no es ninguna broma, realmente necesitamos tener cuidado a dónde vamos a partir de ahora».

//

De vuelta en sus habitaciones a bordo de la Nave, el equipo se reagrupa con el Egeo y Sonia.

El episodio les había perturbado y decepcionado profundamente. Habían esperado que una civilización tan avanzada como la de los Visitantes hubiesen superado las pasiones humanas más bajas. Pero lo más perturbador de todo resultaron ser esos tres monstruos.

¿Qué eran y cuál sería su propósito? ¿De dónde venían? ¿Cómo entraron en la habitación? ¿Habían estado a bordo de la nave todo el tiempo? ¿Siguen aquí!? ¿Se teletransportaron desde lejos? ¿Ese canto estaba diseñado para invocarlos y, de ser así, con qué efecto? ¿Cómo podían aquellos humanos evolucionados participar con gusto en algo tan horrendo? Todo era desconcertante.


ÉXODO

Día 80

Después de otro período de descanso mayormente pesadillesco, y atormentados por la necesidad de detener al Enjambre en la Tierra, el equipo regresa al sistema de archivos a bordo de la Nave para ver más grabaciones. Varias horas después, abren un largo clip de un carácter muy diferente a la mayoría de lo que habían visto hasta ahora.

Por un lado, la acción tiene lugar en lo que parecía ser la Tierra y su Luna. Hannah está bastante convencida de eso. En resumen, ahora saben con certeza que los Visitantes efectivamente habían estado enfrentados en una larga y devastadora guerra entre facciones globales.

Pero eso no es todo, al menos una de las facciones debió haber decidido en algún momento abandonar el planeta. Quizás no se trataba de los vencedores. El video mostraba lo que solo puede describirse como un éxodo masivo. Cientos de miles de personas abordando apresuradamente naves triangulares, réplicas de la que ellos ahora ocupan.

Familias enteras, realmente refugiados, llevando torpemente sus posesiones. Los guardias los revisan, confiscan sin ceremonias sus pertenencias y los envían a bordo de las naves. En el fondo distante, hasta el horizonte visible, muchas otras naves levitan hacia el espacio.

La cámara ahora sigue a su Nave a lo largo de su viaje y, después de un «vuelo» de solo unos segundos, queda claro que el destino de todos estos refugiados es la Luna.

La Nave se acerca con cuidado a la superficie lunar mientras se abre un enorme agujero triangular para acogerla. Otras naves parten de la Luna, aparentemente hacia el Sistema Solar, lejos de sus enemigos y del Enjambre.

Hannah aventura que la Nave que regresó a la Tierra el año anterior, y en la que actualmente se encuentran, probablemente pasó eones en búsquedas infructuosas de un planeta habitable y finalmente se rindió después de que todos sus pasajeros murieran y basándose en su programación o en la decisión de cualquier entidad que la estuviera conduciendo. Quizá algunas de las otras naves tuvieran más éxito en sus búsquedas.

Siguen escenas desgarradoras que muestran a miles de personas asustadas desembarcando en una base lunar muy similar a la que Kyle y su tripulación visitaron durante la primera expedición.

//

Una noche más que pasar a bordo de la Nave Visitante. Eso es literalmente lo último que a Hannah le apetece e ignorando su propia conciencia, decide ir a la habitación de Kyle. Solo necesita charlar, sentir el calor de la amistad y el contacto humano. Quiere olvidar momentáneamente todo lo que había sucedido durante el último año.

Kyle la deja entrar al ver su rostro desolado, tras un saludo algo incómodo. Hablan durante horas sobre su situación, sobre sus esperanzas para el futuro, sus familias, sus vidas en la Tierra.

Finalmente caen dulcemente dormidos en un abrazo sincero.


LA COSA SE PONE FEA

Día 81

Un par de horas más tarde, Kyle se despierta al oir un grito. Se desenreda del abrazo de Hannah y avanza a la puerta para intentar escuchar con más claridad, pero no se producen más ruidos.

Raúl sale de su habitación porque también había oído el grito. Despiertan al resto de la tripulación y se dan cuenta de que Birgisson no está en su cuarto. Ackerman no tiene idea de dónde podría estar y asegura que no le había dado ninguna orden.

Llaman a Birgisson sin respuesta. A los pocos minutos deciden dividirse en dos grupos. Kyle y Hannah irán a la sala de control por si acaso Birgisson estuviera allí. Ackerman, Raúl y Valentina se dirigen al hangar y la cripta.

Dos horas después, todos se reúnen de nuevo en sus habitaciones sin haber oído ni visto a Birgisson. Es hora de alertar al Egeo y al Proyecto Ática.

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Sonia está en su oficina, actualizando al resto de la Junta Directiva sobre el progreso realizado hasta la fecha (o la falta del mismo).

La tripulacion había perdido a Birgisson. Obviamente, debe estar en alguna parte de la Nave, pero no responde a la radio y no lo han localizado, aunque mantienen la esperanza de que vuelva al grupo si, de alguna manera, se hubiese ido voluntariamente. Ahora están investigando si podría haber una entidad hostil en la Nave que pudiera haber atacado al cabo.

La tripulación no ha encontrado nueva información sobre el Enjambre ni cómo pueda ser desactivado.

La mayoría de las bitácoras que han examinado contienen una mezcla desconcertante de trivialidades domésticas junto con manifestaciones culturales de naturaleza religiosa casi incomprensibles. Nada técnico, ni planos, ni manuales, ni instrucciones o fórmulas, ni procedimientos, ni nada por el estilo. Al menos hasta ahora.

Después de un muy breve debate y basándose en la necesidad urgente de detener al Enjambre, que ya cubría todas las Américas y se temía que alcanzase otras partes del globo, el Liderazgo decide continuar la misión del Egeo mientras los suministros y recursos lo permitan.

Debe haber más que diarios privados y libros de oraciones en la Nave de los Visitantes.


DESAPARECIDOS

Día 82

Un nuevo día, ojalá que fuese el último a bordo de la maldita nave espacial. Chen y Boris observan a sus camaradas desde el módulo de comando del Egeo. Están preocupados, pero bromean un poco para aliviar la tensión.

Kyle descubre un archivo de texto etiquetado como «hacia El Muro». Piensa que podría contener coordenadas o procedimientos para dirigir la Nave a algún destino y que quizá valga la pena leerlo. Chen y Sonia se muestran conformes, así que Kyle lo abre y comienza a leer en voz alta unas pocas palabras que conforman una especie de rima.

Boris, que había estado observando aprensivamente todo el tiempo, de repente se da cuenta de algo y grita «¡Kyle, para de leer!»

Pero Kyle ya está pronunciando la última palabra y no puede procesar la orden de Boris lo suficientemente rápido.

La sala de control que rodea a Kyle y sus compañeros desaparece repentinamente, algo que los desconcierta. La habitación ahora presenta paredes, suelo y techo de un color blanco lechoso. El sistema de archivos de la base de datos es reemplazado por una interfaz tridimensional de cartografía estelar.

«Chicos, veis esto?» pregunta Kyle a través de las comunicaciones. Nadie responde. El resto del equipo también intenta restablecer una conexión con el Egeo o el grupo de Sonia, sin éxito. Tal vez sea solo algún tipo de fallo técnico.

«Kyle, mira ese vector naranja entre todos esos cúmulos estelares en la interfaz», dice Hannah en voz muy baja para que los otros no se enteren.

«Um, no entiendo» responde Kyle.

«Siento tener que decirte esto, pero creo que la Nave ha trazado un camino hacia la galaxia HD1… a 30.000 millones de años luz de distancia» Hannah explica alarmada.

Inicialmente Kyle no está demasiado preocupado porque siente que no se han movido, pero luego recuerda que no notarían ningún movimiento ya que la Nave es capaz de controlar la gravedad y, probablemente, hiciera lo mismo con otras fuerzas cinéticas como la inercia.

Después de un momento, ambos se dan cuenta de que han comenzado a viajar a este «Muro», que las superficies blancas de la habitación de alguna manera podrían representar su movimiento a través de las estrellas, y que el pequeño triángulo trazado a lo largo del vector de interfaz naranja parece estar moviéndose más allá de la nube de Oort.

Kyle y Hannah se quedan allí parados durante un minuto, entre sus desconcertados colegas, asimilándolo todo y respirando cada vez más rápido debido a la inmensidad de una amarga intuición: en solo diez minutos han viajado más de dos años luz. También parecen estar acelerando a un ritmo constante. En los próximos minutos alcanzarán Alpha Centauri, el sistema estelar más cercano a la Tierra a cuatro años luz de distancia.

A menos que en unos segundos descubran cómo detenerse y, con suerte, revertir su progreso, perderán toda esperanza de volver a las vidas que alguna vez conocieron.

//

Día 82 (hora de la Tierra)

Hannah se derrumba y Valentina va a consolarla. Kyle trabaja frenéticamente en la base de datos para encontrar alguna manera de detener la Nave.

Trata de mantenerse tranquilo y racional. El viaje comenzó exactamente cuando terminó de leer ese archivo un instante después de que Boris le alertara que se detuviera. Por lo tanto Kyle cree que existe causalidad entre su lectura y la activación de la Nave. Por ello lo primero que intenta es leer la «inofensiva» pequeña rima de nuevo. No parece cambiar nada.

Hannah, aún desolada, explica a Ackerman, Raúl y Valentina todo lo sucedido y el predicamento en el que están.

«¿Cómo que estamos viajando más rápido que la luz? ¿Cómo demonios ha pasado esto?» pregunta Ackermann. Y Hannah se embrolla en la lección más dolorosa que jamás tuvo que dar sobre la relatividad y el espacio-tiempo. Les lleva un momento asimilarlo todo pero, una vez lo hacen, los expletivos empiezan a fluir.

Raúl lanza insultos a Kyle y Hannah por ser tan estúpidos de arreglárselas para enviarlos a través del universo sin darse cuenta. Ackerman comienza a golpear la pared con sus puños, gritando.

Kyle intenta calmar la situación asegurándoles que tanto él como Hannah van a encontrar una manera de resolver el problema. Debe haber algún mecanismo simple para navegar la Nave, solo necesitan encontrar las palabras correctas.

Ackermann eventualmente se calma. Este no es momento de volverse unos contra otros, murmura. Necesitan trabajar juntos para averiguar cómo dar la vuelta a la Nave con la misma facilidad con la que la enviaron a donde sea que estén yendo ahora.

Pero tras varios minutos más de progreso estelar acelerado, incluso esa posible eventualidad ya no significaría que pudiesen retornar a sus vidas anteriores.

Con la habitación finalmente en silencio, Kyle y Hannah continúan buscando más formas de controlar el sistema de navegación entre los cientos de miles de archivos almacenados a bordo.

//

Chen y Boris se quedan boquiabiertos cuando repentinamente la ventana del Egeo muestra tan solo el espacio circundante. La pantalla de la oficina de Sonia en el Proyecto Atica también está vacia cuando justo un segundo antes mostraba la inmensa Nave Visitante.

Boris y Chen van a las escotillas laterales y con gran desaliento comprueban lo que había pasado: la Nave ya no se encontraba donde debía. Lo más seguro es que acelerase instantáneamente a velocidad vertiginosa y por ello nadie la vio moverse. La comunicación con sus compañeros de equipo también cesó de inmediato.

«No está ahí, Sonia. La Nave se ha esfumado» dice Chen.

«¿Qué quieres decir con “se ha esfumado”?» pregunta Sonia.

«Desaparecida del todo. Ha abandonado la órbita lunar y no la encontramos por ninguna parte», responde Boris.

Sonia descuelga el teléfono rápidamente, ordenando al otro lado de la línea que inmediatamente hangan rastrear el Sistema Solar a todos los observatorios. Su interlocutor le contesta que eso llevará tiempo y ella responde que no tenemos ninguno.

Una hora más tarde todos los astrónomos del mundo buscan la Nave pero no encuentran nada. Ni ese dia ni en los meses siguientes.

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Día 83

Maggie se está tomando un desayuno amorosamente preparado por su tía Tess. Ambas juegan al «Veo, Veo» y durante su siguiente turno la niña se concentra en su papá, retratado en uno de sus dibujos escolares.

Suena el timbre y Tess se pregunta quién podría ser tan temprano. Abre la puerta y exhala un grito al ver a dos militares de uniforme. Maggie desde la cocina pregunta «tía, tía, ¿quién es?».

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Día 86

A bordo de la Nave Visitante, los suministros del equipo están casi agotados. Esto es desde luego preocupante pero saben que en algunos de los videos se podía observar a los Visitantes comiendo y bebiendo. Materializaban de alguna manera la comida como del aire. La hipótesis predominante es que podían fabricar cosas donde quiera que estuviesen utilizando átomos y moléculas de un repositorio ubicado en algún lugar de la Nave.

También están completamente convencidos de que ciertas palabras efectúan cambios físicos en la Nave de forma directa, por lo que todos trabajan día y noche para descubrir patrones de lenguage y acceder a alguna fuente de alimentos y agua. También intentan la «telepatía» y gestos en las paredes del comedor, como hicieron durante la misión del Teseo, sin éxito esta vez.

Aún no saben cómo navegar la Nave y sus dificultades se ven agravadas por el hecho de que todos están ligeramente deshidratados y prácticamente han dejado de hablarse entre sí. Los soldados andan furiosos con los dos «cabezas de chorlito» que arruinaron sus vidas. Así que decir que el ambiente es sombrío sería quedarse corto.

//

Día 88

Los relojes del equipo todavía marcan el tiempo según su mecanismo interno… un tiempo que para todos los efectos es insignificante, pero que al menos les ofrece un marco familiar para juzgar el intervalo desde que la Nave comenzó su aterrador viaje.

Ha pasado una semana completa, y tienen hambre. Peor aún: también sed. Habían consumido las pocas provisiones de emergencia que trajeron del Egeo. Raúl y Valentina sugieren que tal vez deberían buscar instrucciones en otros lugares de la Nave… y con suerte poder encontrar también a Birgisson, en el estado que sea. ¿Por qué tener este enfoque exclusivo en la sala de control?

Kyle replica con arrogancia que precisamente porque existe una sala de control, lógicamente, todas las instrucciones necesarias deben estar allí, o algo en ella debería indicarles dónde encontrar respuestas a sus preguntas.

Raúl responde que «lógicamente» y para empezar Kyle no debería haber leído ese maldito párrafo en voz alta y sin embargo lo hizo. Así que no, muchas gracias, él solo hará caso a su propia intuición.

Tanto Raúl como Valentina se van a buscar más pistas.

//

Día 89

Todos duermen en sus habitaciones.

Kyle está solo en su habitación, despierto y dándole a la cabeza cuando escucha la voz de Hannah llamándolo… «Kyleeeeee». Su corazón brinca de anticipación y estaba a punto de saltar de la cama cuando la ve entrar sugerentemente, vistiendo solo bragas y una camiseta sin mangas… y sin decir mucho.

A Kyle se le ponen los ojos como platos. Se pregunta cómo Hannah ha podido olvidar tan rápido a Peter, su esposo, cuando había estado inconsolable solo días antes.

Ciertamente habían tenido problemas en su matrimonio y esta era la tercera vez que Hannah y Kyle se encontraban en una situación más o menos íntima. En ambas ocasiones habían sabido controlar sus impulsos.

¿Podrá él hacerlo a la tercera, o será esta la definitiva?

Hannah acaricia el rostro de Kyle y se apoya suavemente contra su cuerpo. Comienzan a besarse, desvistiéndose por completo, el rostro de ella esculpido en una expresión temible. Él se deja llevar de vuelta a la cama.

De todos modos, ¿qué más da? Las personas queridas de cada uno llevaban muertas décadas, si no siglos. Este debe ser un nuevo comienzo para Hannah y él. Ella que siempre fue dulce, amable, inteligente y decidida a la vez.

Es por eso que Kyle se sorprende cuando Hannah comienza a portarse bruscamente, pellizcándolo, abofeteándole la cara y mordiéndole el labio fuertemente mientras gruñía.

Kyle al fin la aparta y se levanta sudando y jadeando…. pero Hannah no está por ningún lado.

Todo había sido un sueño.

Se siente avergonzado. El sueño fue tan real. La Hannah que imaginó no era la misma persona que la que conocía. ¿Qué daba eso a entender de su propia personalidad, el que la retratara así en un sueño?

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Día 112

La tripulación da con la secuencia correcta de palabras para generar comida y bebida tras esfuerzos ingentes. Todos se sienten aliviados excepto Raúl y Valentina —a ellos el tema no les entusiasma—. Piensan que los extraños poemitas se parecen a hechizos de brujería.

Los «encantamientos» también eran difíciles de llevar a buen cabo. La comida o bebida que producían era con frecuencia asquerosa y las cantidades de alimento eran apenas suficientes para un pajarito. Se necesitaban muchos intentos y errores antes de obtener algo comestible en porciones razonables.

El equipo comienza a sentir como si llevaran toda la vida en esa horrible nave espacial. A pesar de poder más o menos comer y beber, se enfrentan a un posible futuro donde sobrevivir quizá fuese más arduo y tedioso que una muerte rápida.

Dedican su tiempo a expediciones en pos de Birgisson —sin mucha esperanza— o explorando la gigantesca Nave solo para confirmar —como si fuera necesario— lo devastadoramente monótona que es.

Todavía no hay señal de motor de ningún tipo.

Se ponen en marcha una vez más y en un momento dado pasan por la cripta donde toda la tripulación Visitante había sido enterrada —todos excepto el cadáver en la sala de control, claro— él había sido el último en morir.

Caminan durante horas y ya están fatigados —particularmente Kyle, Valentina y Hannah—. Ackerman les dice que descansen en cualquier cuarto mientras él permanece fuera para hacer guardia.

Raúl ofrece unirse a él pero el Comandante le sugiere que vaya a comer algo. Él no está cansado ni hambriento y de todos modos no va a acontecer nada. Ackerman toma posición junto al marco de una puerta y de mala gana mantiene cierta postura de vigilancia.

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Después de un rato y aburrido hasta el límite, Ackerman comienza a pensar en su hija Maggie. Sabe que Tess, su hermana, se había hecho cargo de ella; todavía le resultaba difícil imaginar que habían estado muertas durante mucho tiempo. Tess quería a la niña como si fuera suya pero aún así, con él ausente durante décadas y su madre muerta…

Su madre. Su esposa, Franka. Le es casi difícil recordar su voz solo cuatro años después de que ella muriera dando a luz. Siente rabia, tanta rabia que las lágrimas le caen por el rostro. Sumergido cada vez más en los recuerdos de una dulce vida juntos…

…Franka asoma por una esquina del pasillo.

El Comandante se sacude la cabeza, debe estar cansado después de todo. ¡Tiene que controlarse! Mira de nuevo hacia la esquina pero ella sigue allí.

Su sentido de realidad se desvanece, todo parece un sueño. Ackerman empieza a caminar hacia donde ella está de pie, pero un segundo después sale corriendo y desaparece detrás de la esquina.

El confundido marido acelera el paso y gira la esquina. Ve a Franka increíblemente lejos, al final de otro largo corredor. Ella lo mira como si lo invitase a unirse a ella y desaparece nuevamente. Él la sigue ya corriendo a toda velocidad, extrañado pero emocionado. Gira en la esquina y se topa con los labios rojos y entreabiertos de Franka a tan solo unos centímetros.

Se sobresalta y ella lo abraza, pasando el pulgar por los labios de él, que está hipnotizado, asustado, pero feliz.

Y es entonces cuando ve a Raúl acercándose a unirse a ellos. ¡Menuda intromisión!. Años sin ver a su esposa y ahora este idiota viene a hablar con él. Ackermann se prepara para despedir al sargento.

Sin embargo, Franka de repente y con un movimiento de agilidad imposible salta desde él, trepa por la pared, y cae sobre Raúl. Le besa y a la vez comienza a desnudarse.

Las manos de Raúl están por todas partes y Ackermann grita de rabia, lanzándose hacia el sargento quien, en el último segundo, esquiva el golpe de su Comandante. El impulso de Ackerman lo lleva más allá de Raúl, cayendo al suelo. Se levanta rápidamente y se gira para cargar de nuevo, pero Raúl está solo. No hay señales de Franka.

El hechizo de alguna manera se ha roto.

Kyle, Hannah y Valentina oyen el alboroto y correnn hacia ellos, a tiempo para ver a Ackerman cargar contra Raúl, quien jadeaba y preguntaba qué demonios le había pasado.

El Comandante no sabe explicarse del todo, balbucea una disculpa y ordena a todos que regresen a sus habitaciones.

Mientras van de vuelta Raúl ruega al resto que dejen de pronunciar esos malditos encantamientos.

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Día 116

Raúl ha desaparecido repentina e inexplicablemente.

Todos miran a Ackerman, quien se encoge de hombros pero insiste en que no sabe dónde ha ido el sargento.

El equipo comienza a llamarlo por radio sin obtener ninguna respuesta. Exactamente lo mismo había pasado con Birgisson, así que buscan a su compañero por toda la Nave, pero no pueden encontrarlo.

Valentina es una buena amiga de Raúl y está profundamente alarmada. Hannah intenta calmarla, al igual que la rusa había hecho por ella el día de su partida a los confines del universo.

Mientras buscan por la Nave, llegan a la sala de control y confirman que su nave se está acercando al cúmulo globular Messier 4, a 6.000 años luz de la Tierra.

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Día 118

Mientras duerme, Kyle se despierta al oir unos gemidos lejanos pero constantes. Sale de su habitación en pos de los ruidos y, finalmente, llega a una habitación en cuyo suelo hay dos bolsas para cadáveres, una al lado de la otra.

Al acercarse a una de ellas se da cuenta con horror de que los gemidos vienen de allí y que algo dentro de la bolsa se está moviendo. Kyle retrocede con pavor pero logra recomponerse y se arrodilla para abrir la cremallera de la bolsa, momento en el cual se encuentra con que Valentina está acurrucada con el cadáver descompuesto de Raúl. En ese momento la médico se gira para observarlo con una mirada vacía y una odiosa sonrisa manchada de sangre.

Kyle se estremece y despierta en su cama empapado en sudor una vez más. Mirando a su alrededor, no hay señales de bolsas para cadáveres ni de Valentina.


INVOCACIONES

Día 121

Horrorizados todos se iban dando cuenta de que cuanto más intentan alimentarse mediante las invocaciones que encontraron en la base de datos, más locos se están volviendo. Por ejemplo, Hannah se había estado hurgando la piel con una navaja y anda cubierta de llagas y cortes profundos. Ackerman está constantemente enojado, a veces explotando en fuertes arrebatos de ira que duran horas. Y no han encontrado ni a Birgisson ni a Raúl.

Todos acuerdan reducir la recitación de hechizos al mínimo absoluto y renovar su búsqueda de formas para regresar a casa.

Se preguntaban cómo los Visitantes lograban resistir su uso diario de hechizos y aún así seguir funcionando. Valentina Dyakova, al igual que su querido y desaparecido amigo Raúl, es una persona profundamente religiosa. En su caso, una devota cristiana ortodoxa. Ella ofrece una teoría: la habilidad de los Visitantes de vivir y funcionar sin problemas quizá tuviese que ver con las ofrendas de sacrificios humanos… algo relacionado con las habitaciones sumergidas y los cautivos que sufrían en ellas. Se trataba de un pueblo completamente corrupto, está segura de ello.

Y sin embargo la tripulación necesita de nutrición para sobrevivir. La misma Valentina, tan pronto como llega a su habitación comienza una larga secuencia de intentos, utilizando diferentes combinaciones de palabras que han funcionado a veces en el pasado, pero casi nunca más de una vez seguida.

Tras hora y media de este sinsentido, Valentina consigue materializar una especie de papilla que sabe regular, junto con un líquido verde que recuerda al agua de arroz. Se traga ambos y se adormece.

En esto que escucha en la distancia una de sus canciones favoritas: «State of Independence» de Donna Summer.

«State of life, may I live, may I love / Coming out the sky, I name me a name».

Levantándose, camina lejos de su habitación, hacia la penumbra inquietante que la rodea por completo.

«Shot to the soul the flame of Oroladian / The essence of the word / The state of independence».

Mantiene su exploración en las áreas donde habían colocado rastreadores, no querría perderse por algo tan estúpido como una canción que probablemente está imaginando de todos modos.

Pero la canción la llama desde una nueva parte de la Nave, ¡y es tan hermosa!

«Sounds like a signal from you / Bring me to meet your sound / And I will bring you to my heart».

Más tarde el equipo nota que no han visto a Valentina desde hacía horas y comienzan a preocuparse. Después de muchas horas recorriendo los pasillos y estancias de la Nave así como varios encuentros con los «benignos» robots mariposa, regresan a sus aposentos con las manos vacías.

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Día 127

Habiendo perdido también todo rastro de Valentina, los tres expedicionarios restantes están cada vez más vigilantes, sin separarse nunca. No podían imaginar qué estaba haciendo desaparecer a la gente dentro de una nave espacial sellada, por grande que fuera. ¿Por qué Valentina no respondía a las llamadas de radio? ¿Por qué no lo hicieron los demás? ¿Qué les había pasado?

Kyle, Hannah y Ackerman llevaban varios días sin comer ni beber por haber decidido reducir el uso de las invocaciones. Esto había sido duro, pero al menos recuperaban lentamente su cordura.

El Comandante tiene una idea: podrían intentar encontrar el tanque de líquido (la sala de castigo) y comprobar si el líquido es potable para saciar su sed. Kyle y Hannah piensan que la idea es repugnante, tonta y sin sentido, pero el militar decide que intentarlo no haría daño alguno.

En contra de su acuerdo de estar siempre juntos, deciden que Kyle irá a la sala de control para seguir investigando el cómo volver, mientras Ackerman y Hannah buscan la «cámara de horrores».

Se pasan nueve horas caminando y colocando rastreadores en las paredes, pero finalmente llegan al local tipo auditorio donde había tenido lugar la orgía de los Visitantes, al lado del que habían visto el tanque sellado que contenía a los prisioneros.

Seco de sed, Ackerman entra en la cámara más grande y busca la puerta del tanque… ¡que está abierta! Ni una gota de su líquido naranja rezuma del tanque. Sin duda está protegido por algún tipo de campo de fuerza.

El Comandante decide sumergirse en él impulsado por la desesperación de la sed, mientras Hannah intenta persuadirlo de probar primero el líquido porque podría no ser potable después de todo. Sin prestar atención, Ackerman entra conteniendo la respiración.

Pero no sale.

Hannah espera ansiosamente durante más de 10 minutos. Se da cuenta de que, para entonces, el Comandante debe haberse ahogado. Nadie puede contener la respiración tanto tiempo.

Se pregunta qué hacer. No es una heroína y no sabe qué podría haber dentro del tanque que haya hecho imposible que Ackerman, un militar de élite, sobreviviera. En su opinión, las posibilidades de ella son mucho peores.

Se acerca con mucho cuidado a la puerta abierta e intenta mirar a través del denso líquido para encontrar pistas sobre dónde podría estar su colega y cómo rescatar su cuerpo.

Con algo de dificultad, enfoca su vista en cuatro pilares que, tras un examen más detallado, revelan ser Ackerman, Valentina, Raúl y Birgisson completamente inmóviles y rígidos, encadenados a una especie de máquina, con sus cabezas temblando incontrolablemente y sus rostros horriblemente contorsionados.

Hannah sale del auditorio apresuradamente, gritando a pleno pulmón, y una hora más tarde llega al centro de control, sin aliento, para contarle a Kyle lo que ha visto.

Tras su relato y sorprendida escucha a Kyle decir que «tal vez hayamos encontrado la sala de motores de la Nave después de todo».

Y esa frase se convirtió en el obituario de su —hasta ahora— profundo escepticismo científico.

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Día 132

Kyle y Hannah ya están solos a bordo de la Nave. Continúan a velocidades inimaginables hacia el sistema estelar más lejano jamás registrado: HD1.

La interfaz de navegación es clara: como en un GPS, el triángulo que representa «su» Nave prosigue su diabólica aceleración hacia el borde del universo.

Han perdido varios kilos y están débiles por el hambre y la sed, pero decididos a minimizar la frecuencia con la que recurren a la magnanimidad de los controles (o constructores) de la Nave, dadas las experiencias que han tenido hasta ahora.

Pasaban gran parte de su tiempo en sus habitaciones contiguas hablando de cuánto echaban de menos sus vidas anteriores. Es como si no estuvieran del todo muertos, pero tampoco vivos. Sellados en aquella terrible tumba interestelar, continúan monitoreando el progreso de la Nave.

Kyle todavía siente atracción por Hannah, pero sus mutuas circunstancias son tan graves y el recuerdo del difunto esposo de ella tan reciente, que había notado cómo dejaron de estar emocionalmente disponibles el uno para el otro.

Una buena noticia es que finalmente encontraron baños, duchas e invocaciones para hacerlos funcionar. Soltaban un vaporcito que rodeaba sus cuerpos limpiándolos por completo. Cómodo, pero al precio de más invocaciones y una salud mental fluctuante.

Qué destino tan desolado y extraño. ¿Quién habría imaginado cuando se conocieron por primera vez que estarían abocados a cumplir una condena de por vida en el exilio más lejano imaginable?

Lo peor de todo es el sentimiento desgarrador por su necesidad de seguir dependiendo de los sufrimientos de sus camaradas para impulsarse de vuelta a la Tierra, mientras también se ven obligados a continuar con los terribles hechizos y resultantes alucinaciones. Los necesitaban para sobrevivir y guiar la Nave de regreso a la Tierra.


PARTE III

LA PUERTA

Día 138

Tras cincuenta y siete días de viaje interestelar ocurre algo increíble —incluso para ellos que estaban acostumbrados a sorpresas monumentales a cada hora—.

Su progreso inexorable hacia HD1 (“El Muro”, como los Visitantes lo habían llamado) continúa y el sistema de navegación muestra que la Nave se está acercando mucho a su destino. Esto les ofrece una esperanza agridulce. Al menos, la primera etapa de su viaje ha terminado.

La iluminación interior de la Nave cambia de tono de repente, convirtiéndose en un naranja más intenso, casi rojo. Las paredes, el suelo y el techo de la sala de control vuelven a mostrar las estrellas por primera vez en casi dos meses —un firmamento muy diferente al que tan bien Hannah conocía—. Notan que el icono de la Nave en la gráfica 3D está desacelerando y luego, de repente, desaparece.

Después de unos minutos, llegan a una especie de puerta que brilla en rojo, un arco lo suficientemente grande como para abarcar varias naves de las suyas. Presenta extrañas marcas alrededor, diferentes a las de los Visitantes, y flota imperturbable en el espacio. No ven ni nada ni nadie más.

Están demasiado agotados, paranoicos y preocupados como para que incluso esta maravilla despierte su curiosidad científica.

Su nave pasa a través de la puerta y al otro lado ven lo que solo se puede describir como una pared de vidrio que se extiende en todas direcciones sin aparente fin. Saben que se trata del límite del universo. ¿Cómo lo saben? Difícil de decir, aparte de que están seguros de que eso es exactamente de lo que se trata.

Lo más preocupante es que comienzan a escuchar gritos desgarradores. ¿De dónde vienen? De dentro de la Nave, seguramente, pero ¿quién está gritando? ¿Son sus camaradas que tanto sufren? Nunca antes habían oído ruidos provenientes de su cámara.

Los gritos se hacen más fuertes a medida que la Nave se acerca a la pared de vidrio. Pueden distinguir innumerables y enormes agujeros negros al otro lado de la pared, abriéndose y cerrándose, distorsionados, contorsionados, desvaneciéndose y reapareciendo. Como caras presionadas contra el vidrio.

Los gritos son tan fuertes y la visión tan inquietante que los dos pasan incontables horas (¿días?) entonando cualquier invocación que parezca incluso tangencialmente relacionada con la navegación. Esto los hace descender rápidamente a un estado febril de locura, pero debe hacerse.

En el último momento, cuando comienzan a creer que están condenados a morir en ese lugar olvidado de Dios, Hannah pronuncia algo que hace que la habitación se vuelva blanca de nuevo y la pantalla 3D muestre un vector diferente.

Esta vez le lleva un tiempo a Hannah averiguar cuál es su nuevo destino, ya que su punto de origen es tan diferente de lo que estudió en la Tierra.

El nuevo destino está en el sistema Corona Borealis.

No la Tierra.

Pero al menos los gritos y visiones cesan. Eso es algo.

Agotados, se dejan caer el uno en brazos del otro y sobre el insondable suelo blanco.

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Día 684

Durante un año y medio Kyle y Hannah usaron las poderosas palabras de los Visitantes para dirigir la Nave en su intento de regresar a casa. Pasaron de un lugar a otro del universo hasta que, finalmente, ¡ENCONTRARON UNA INVOCACIÓN QUE LOS ENVIÓ DE REGRESO A LA ÓRBITA DE LA LUNA!

Durante este tiempo de desesperado viaje, Hannah y Kyle estudiaron gran parte de los archivos y descubrieron que la Nave de hecho no viaja más rápido que la luz. Por el contrario, se translada por medios completamente preternaturales. A persar de lo perturbador de ese aspecto, abrió su esperanza de que quizá las leyes de la relatividad no hayan sido aplicables a su viaje después de todo. ¿Se atreverían a soñar con un posible regreso a sus familias y amigos?

Además, aunque la Nave está controlada por fuerzas espirituales que pueden viajar a cualquier lugar del universo instantáneamente pues están fuera del espacio-tiempo —como aquellas tres criaturas invocadas por el chamán en el video— los humanos son seres materiales, por lo que tanto los Visitantes como ellos mismos necesitan algún vehículo para desplazarse. Y por rápido que haya sido, no fue instantáneo.

En ninguna parte del universo encontraron evidencia de vida y mucho menos otras civilizaciones, excepto por esa enorme puerta que incluso podría haber sido construida por los propios Visitantes, aunque las marcas «alfabéticas» eran diferentes.

El problema es que aprendieron todo esto mientras permanecían bajo la influencia de los mismos encantamientos que tenían que usar para maniobrar la Nave. En un constante estado mental y emocional disminuido, después de meses de luchar, arañarse, llorar, consolarse mutuamente, sentir hambre y sed más allá de lo imaginable, Kyle y Hannah no están en posición de confiar plenamente en lo que han aprendido.

Podrían haberse convencido a sí mismos de que estos eran hechos en lugar de las divagaciones de dos lunáticos.

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Día 726

Kyle y Hannah dispusieron de mucho tiempo para aprender a pilotar las lanzaderas que la Nave albergaba. Con algo de dificultad, logran aterrizar una de ellas en el Pioneer Park en Kaleden, Canadá, hogar de la familia de Hannah. Dejan la lanzadera acarreando consigo escasas provisiones y sus armas, sin saber qué pueden encontrarse.

Antes de aterrizar y a lo largo de su trayectoria de vuelo, vieron que Kaleden permanecía relativamente sin cambios. Los edificios estaban sucios y tenían muchas ventanas rotas, pero aún se encontraban en pie. Las calles se veían desiertas e invadidads por la vegetación y la basura, pero todavía estaban allí. Su alegría se había mezclado con incertidumbre, miedo y las ya familiares alucinaciones: Kyle, por ejemplo, vio ballenas nadar por la carretera 97 y camareras del Festival de Múnich de 500 metros de altura llevando cervezas de una orilla a la otra del lago Shaka.

A cinco minutos de haber comenzado a caminar desde el lugar de aterrizaje de la lanzadera, Kyle ve a un par de personas acercándose a través de la niebla matutina. Hannah y él se agachan pero en su paranoia inducida por las invocaciones, terminan dispararando a los extraños, por si acaso. Afortunadamente fallan y en poco tiempo varias personas más se unen a las dos primeras y reducen a Kyle y Hannah por detrás. Luego son llevados prisioneros a una especie de campamento escasamente poblado.

Los lugareños están sucios y desaliñados y muy asustados de los recién llegados, a quienes ponen en confinamiento de inmediato.

Durante dos días Kyle y Hannah recuperan su claridad mental y se calman a medida que los efectos de su tiempo a bordo de la Nave del Visitante disminuyen. Sus captores aceptan liberarlos.

Kyle comienza a hacer preguntas a sus ya anfitriones y se entera de que están en el año 2028, solo dos después de su partida a HD1.

Hannah se emociona al recibir esta noticia. Kyle también, por supuesto, pero ella recupera tanta esperanza de reunirse con Peter, Caleb y Paul que inmediatamente decide abandonar el campamento y comenzar a buscarlos. Y en realidad los dos habían elegido aterrizar en Canadá ya hace más de una semana precisamente para facilitarle a Hannah encontrar respuestas sobre lo que pudo haberle sucedido a su familia.

Así, Hannah se despide de Kyle con gran tristeza y algo de alivio. Siempre serán amigos, pero su vergüenza compartida y las experiencias tan traumáticas que sufrieron han formado una pared que los separa.

Es mejor así, piensa Kyle, y duda que alguna vez vuelva a verla. O quiera hacerlo.

Por supuesto, Kyle se preocupa por la seguridad de Hannah en la sociedad tan profundamente transformada que dejó el Enjambre, pero él tiene su propio viaje por delante, y es mucho más largo.

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Día 734

Durante los siguientes días, Kyle recupera sus fuerzas con la ayuda de sus anfitriones. No hay electricidad ni agua corriente, y la comida y la bebida son escasas, pero definitivamente son mejores y más abundantes que en la Nave Visitante.

Kyle está más que feliz de poder ayudar con las actividades cotidianas. Había sido asignado como centinela, reclutado para construir nuevas tiendas con materiales encontrados, para buscar suministros y demás.

En el camino, aprende mucho sobre lo que sucedió en el planeta durante su ausencia. Aparentemente, todos los enjambres cesaron su actividad destructiva después de aplastar gran parte de la civilización. Sin que nadie entendiera por qué, se retiraron a su lugar de llegada en Florida y permanecieron activados pero inmóviles. Nadie se ha atrevido a ir allí de nuevo.

Kyle se pregunta si de forma involuntaria alguna de sus invocaciones a bordo de la Nave podría haber puesto en “stand by” al Enjambre. Pura especulación. En lo que respecta a los Visitantes, cuanto más aprendías, más te dabas cuenta de que no sabías casi nada.

Le cuesta recordar a sus compañeros —es demasiado doloroso— pero espera sinceramente que Raúl, Valentina, Ackerman y Birgisson hayan tenido una muerte rápida. Su conciencia está intranquila por haber dependido de lo que la Nave extrajo de sus compañeros para cruzar el universo de regreso a casa.

La nueva misión vital de Kyle será encontrar alguna manera de recuperar los cuerpos de los caidos en esa obscena Nave que ahora orbita la Tierra —algo que podría no ser inmediatamente posible si, como sospecha, la civilización está en ruinas a nivel global y el Proyecto Ática, la Junta Directiva, Sonia y todos los demás estén ahora viviendo en las proverbiales cuevas—.

Kyle nunca volverá a ser el mismo.

FIN DE LAS NOTAS DEL AUTOR

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